Gabriel Cisneros Abedrabbo
http://www.dicciondesnuda.blogspot.com/
“Yo quiero que a mí me entierren, como a mis antepasados en el vientre oscuro y triste de una vasija de barro”, los versos que fueran compuestos en una noche de bohemia de forma colectiva por una vanguardia estética conformada por Oswaldo Guayasamín, Jorge Enrique Adoum, Hugo Alemán, Jorge Carrera Andrade, Jaime Valencia, entre otros; se volvieron esencia en la despedida al creador ecuatoriano Jorge Enrique Adoum, quien estuvo comprometido con la izquierda ecuatoriana y que ha decir de Pablo Neruda fue uno de los escritores más importantes de América Latina en su tiempo.
El viernes 3 de julio falleció el escritor Jorge Enrique Adoum, la consternación entre la comunidad intelectual fue evidente, se había ido quién había relatado en sus obras la historia de parte del siglo pasado, quién se había revelado con su palabra contra las dictaduras y la opresión de un poder concentrado en una oligarquía que no estaba dispuesta hacer ninguna concesión; sin duda alguna Jorge Enrique Adoum fue quién siguió con la literatura social del grupo de Guayaquil y que gracias a proyectos de difusión estética como el de Casa de las Américas de Cuba, había a dado a conocer su obra a nivel internacional. Amigo personal de los grandes escritores del siglo pasado como Gabriel García Márquez, Julio Cortazar, Alejo Carpentier, Juan Rulfo, entre otros, sin duda alguna su desaparición ión física es una gran perdida para un Ecuador, que en ocasiones se vuelve desmemoriado de sus hijos que han sudado sus geografías, sus pianos y sus letras; el viaje del ‘turquito’, marca el reto de proyectar su imagen en la conciencia interna y externa de la patria.
El sábado 4 de julio, uno a uno iban llegando los amigos al sepelio de Jorge Enrique Adoum, cuyas cenizas en una vasija de barro, del período incaico 1400 y 1500 d.C., se depositaron en la Capilla del Hombre junto a los restos de quien fuera su hermano, “Oswaldo Guayasamín”; un árbol de pino decorado festivamente había sido testigo de la fiesta que durante todo el día entre versos, canciones y anécdotas se había planteado como despedida por parte de la familia que consideró que un homenaje frente a su adiós innegociable con la vida era despedirlo con alegría. Rosangela Adoum, hija del escritor dijo a diario “El Universo”: “Su familia quería que se lo recuerde feliz y alegre. No quería que sus honras fúnebres sean tristes”.
Rafael Correa, en sentidas palabras dijo: “Hoy no hemos venido a enterrar a Jorge Enrique sino a consagrarlo”, mientras hablaba a pesar de la alegría decorativa las lágrimas escapaban como queriendo abonar con el salado del dolor la tierra donde se fortalece el pino que cobija a dos grandes, la tarde con lluvia y sol como que llora y canta nuestro dolor, como que exige que se detengan todos los ecos en otras latitudes para rendir homenaje a este hijo profundo de la tierra. El presidente de la República sigue con sus palabras “… Se va jorge Enrique en este tiempo grave y al mismo tiempo de tanta esperanza, solo podemos decirle que este Ecuador de hoy no es el ‘Ecuador Amargo’ de ayer, por eso luchamos día a día para erradicar la pobreza y el analfabetismo, la desnutrición y en especial esa lacra llamada injusticia.”, todos sabemos que el Ya Paren de Contar del escritor Euler Granda, se ha vuelto presente y que es la hora de las horas, y con el final del día las cenizas del gran escritor hallaron destino final junto a quien graficará las edades de la patria, quizá como manifestó Pablo Guayasamín, hijo del pintor, es para que conversen los amigos por lo que falta de tiempo.
Durante la tarde, se había dejado el micrófono abierto para que las gentes sin formulismos den su despedida al escritor, que cumplió a cabalidad con su esencia de graficar las letras desde el inicio de sus formas, hasta sus últimos momentos en la clínica donde emprendió el viaje।
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“Yo quiero que a mí me entierren, como a mis antepasados en el vientre oscuro y triste de una vasija de barro”, los versos que fueran compuestos en una noche de bohemia de forma colectiva por una vanguardia estética conformada por Oswaldo Guayasamín, Jorge Enrique Adoum, Hugo Alemán, Jorge Carrera Andrade, Jaime Valencia, entre otros; se volvieron esencia en la despedida al creador ecuatoriano Jorge Enrique Adoum, quien estuvo comprometido con la izquierda ecuatoriana y que ha decir de Pablo Neruda fue uno de los escritores más importantes de América Latina en su tiempo.
El viernes 3 de julio falleció el escritor Jorge Enrique Adoum, la consternación entre la comunidad intelectual fue evidente, se había ido quién había relatado en sus obras la historia de parte del siglo pasado, quién se había revelado con su palabra contra las dictaduras y la opresión de un poder concentrado en una oligarquía que no estaba dispuesta hacer ninguna concesión; sin duda alguna Jorge Enrique Adoum fue quién siguió con la literatura social del grupo de Guayaquil y que gracias a proyectos de difusión estética como el de Casa de las Américas de Cuba, había a dado a conocer su obra a nivel internacional. Amigo personal de los grandes escritores del siglo pasado como Gabriel García Márquez, Julio Cortazar, Alejo Carpentier, Juan Rulfo, entre otros, sin duda alguna su desaparición ión física es una gran perdida para un Ecuador, que en ocasiones se vuelve desmemoriado de sus hijos que han sudado sus geografías, sus pianos y sus letras; el viaje del ‘turquito’, marca el reto de proyectar su imagen en la conciencia interna y externa de la patria.
El sábado 4 de julio, uno a uno iban llegando los amigos al sepelio de Jorge Enrique Adoum, cuyas cenizas en una vasija de barro, del período incaico 1400 y 1500 d.C., se depositaron en la Capilla del Hombre junto a los restos de quien fuera su hermano, “Oswaldo Guayasamín”; un árbol de pino decorado festivamente había sido testigo de la fiesta que durante todo el día entre versos, canciones y anécdotas se había planteado como despedida por parte de la familia que consideró que un homenaje frente a su adiós innegociable con la vida era despedirlo con alegría. Rosangela Adoum, hija del escritor dijo a diario “El Universo”: “Su familia quería que se lo recuerde feliz y alegre. No quería que sus honras fúnebres sean tristes”.
Rafael Correa, en sentidas palabras dijo: “Hoy no hemos venido a enterrar a Jorge Enrique sino a consagrarlo”, mientras hablaba a pesar de la alegría decorativa las lágrimas escapaban como queriendo abonar con el salado del dolor la tierra donde se fortalece el pino que cobija a dos grandes, la tarde con lluvia y sol como que llora y canta nuestro dolor, como que exige que se detengan todos los ecos en otras latitudes para rendir homenaje a este hijo profundo de la tierra. El presidente de la República sigue con sus palabras “… Se va jorge Enrique en este tiempo grave y al mismo tiempo de tanta esperanza, solo podemos decirle que este Ecuador de hoy no es el ‘Ecuador Amargo’ de ayer, por eso luchamos día a día para erradicar la pobreza y el analfabetismo, la desnutrición y en especial esa lacra llamada injusticia.”, todos sabemos que el Ya Paren de Contar del escritor Euler Granda, se ha vuelto presente y que es la hora de las horas, y con el final del día las cenizas del gran escritor hallaron destino final junto a quien graficará las edades de la patria, quizá como manifestó Pablo Guayasamín, hijo del pintor, es para que conversen los amigos por lo que falta de tiempo.
Durante la tarde, se había dejado el micrófono abierto para que las gentes sin formulismos den su despedida al escritor, que cumplió a cabalidad con su esencia de graficar las letras desde el inicio de sus formas, hasta sus últimos momentos en la clínica donde emprendió el viaje।
JORGE ENRIQUE ADOUM
1926-2009
Ambato fue la tierra, que le dio la primera luz en 1926, fruto de la migración árabe en el Ecuador, es sin duda el novelista mayor de la segunda mitad del siglo XX. Estudió Derecho y Filosofía en la Universidad Central del Ecuador y los terminó en la Universidad de Santiago, Chile. En esa ciudad fue, durante cerca de dos años, secretario privado de Pablo Neruda, quien aseguró que Ecuador tenía al mejor poeta de América Latina, refiriéndose a Adoum, que apenas tenía 26 años. A su regreso a Ecuador en 1948, ocupó cargos diversos en la Casa de la Cultura Ecuatoriana. En 1949 publicó su primer libro Ecuador Amargo que fue comentado por Pablo Neruda y Carlos Drummond de Andrade. En 1952, con los dos primeros volúmenes de Los cuadernos de la tierra obtuvo el Premio Nacional de Poesía de Ecuador. Fue redactor cultural del Diario del Ecuador, de Quito, colaborador de numerosas revistas latinoamericanas de cultura y profesor de literatura en diversas instituciones. Publicó otros libros de poesía, entre ellos Notas del hijo pródigo (1953) y Relato del extranjero. El ensayo crítico Poesía del siglo XX que abarca estudios sobre Paul Valéry, Rainer María Rilke, César Vallejo, entre otros. En 1960 obtuvo con su Dios trajo la sombra, tercer volumen de los cuadernos de la tierra, el premio de poesía en el primer concurso Casa de las Américas de La Habana. Luego publicó el cuarto volumen El dorado y las ocupaciones nocturnas. En noviembre de 1961 fue nombrado Director Nacional de Cultura, cargo que ocupó hasta 1963, año en el que viajó a Egipto, India, Japón e Israel, en el marco del programa principal de la UNESCO para el conocimiento de los valores culturales de Oriente y Occidente. Luego se instaló en París donde fue, sucesivamente, lector de literatura en español, portugués y catalán para las ediciones Gallimard, periodista de la radio y la televisión de Francia y traductor de la ONU y la OIT en Ginebra, donde en 1969 estrenó, en francés, su obra de teatro El sol bajo las patas de los caballos, traducida a seis idiomas y representada en numerosos países de Europa y América. Volvió a París como miembro del comité de redacción del Correo de la UNESCO hasta junio de 1987. En 1973 publicó en Madrid Informe personal sobre la situación; en 1976 la novela Entre Marx y una mujer desnuda obtuvo el Premio Xavier Villaurrutia de México, otorgado por primera vez a un escritor extranjero no residente en ese país. En 1979 publicó en Barcelona su libro de poesía No son todos los que están y una nueva obra de teatro La subida a los infiernos, publicada en alemán antes que en español. Regresó a su país en 1987. Dos años después se le concedió el Premio Nacional de Cultura Eugenio Espejo, la más alta presea cultural del gobierno ecuatoriano, por el conjunto de su obra. Otras publicaciones suyas son: Sin ambages (Textos y contextos) (ensayo, 1989); El tiempo y las palabras (1992); El amor desenterrado y otros poemas (1993); una nueva novela Ciudad sin ángel (México, 1995), que ese año fue finalista del Concurso Rómulo Gallegos en Venezuela; Los amores fugaces (Memorias imaginarias) (Quito, 1998); Ecuador: señas particulares (Quito, 1998); un ensayo Guayasamín, el hombre, la obra, la crítica, publicado en Nuremberg en 1998 y una antología de su obra poética …ni están todos los que son (Quito, 1999). En 1994 fue nombrado Profesor Honorario de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (República Dominicana). En 1996 se estrenó con éxito en Ecuador la película Entre Marx y una mujer desnuda, basada en su novela homónima. Su más reciente obra De cerca y de memoria, recuerdos de lecturas, autores y lugares se publicó en Ecuador en el año 2003. Ha traducido al español la poesía de T. S. Eliot, Iangton Hugues, Jacques Prevert, Yannis Ritsos, Vinicius de Moraes, Nazim Hikment, Fernando Pessoa, Joseph Brodsky, Seamus Heaney. Fallece el viernes 3 de julio del 2009, cuándo la Casa de la Cultura Ecuatoriana, por segunda ocasión y con el apoyo de la Academia de la Legua estaba haciendo gestiones para nominarlo por segunda vez al premio “Cervantes”.[1]
VASIJA DE BARRO
Yo quiero que a mi me entierren
Como a mis antepasados
En el vientre oscuro y fresco
De una vasija de barro.
Cuando la vida se pierda
Tras una cortina de años
Vivirán a todo el tiempo
Amores y desengaños.
Arcilla cocida y dura,
alma de verdes collados,
luz y sangre de mis hombres,
sol de mis antepasados.
De ti nací y a ti vuelvo,
arcilla, vaso de barro,
con mis muertos yazgo en ti,
en tu polvo enamorado.
JAIME GALARZA HABLA SOBRE JORGE ENRIQUE ADOUM
Jaime Galarza, autor de importantes libros como el “Festín del Petróleo”, “Quienes Mataron a Roldós”, “Piratas en el Golfo”, entre otros.
¿Cuál es la perdida que ha sufrido el Ecuador, con la muerte del escritor Jorge Enrique Adoum?
Indudablemente la desaparición física de Jorge Enrique Adoum, es una perdida muy sensible para las letras ecuatorianas, durante varias décadas el ha sido uno de los referentes fundamentales de una literatura muy cercana al país, comenzando por su libro “Ecuador Amargo”; no solamente cercano al país sino también cercano al ser ecuatoriano, como también a ser humano en general; en este sentido el país pierde un valor, un valor en la literatura, un valor humanistico.
¿La literatura de Jorge Enrique Adoum, reflejo lo que pasó en la Patria en el siglo Pasado?
Si en determinada medida, quizás no en todo el drama que que vivió el Ecuador en el siglo XX, porque no debemos olvidar que ese drama prolongado, sumamente ominoso para las grandes masa populares, contó con numerosas dictaduras, con episodios brutales, pero fundamentalmente con la marginación de las mayorías que siguieron gravitando en la vida nacional, heredadas de la colonia misma. La literatura de Jorge Enrique Adoum, muchas veces no era de fácil lectura, y al no ser de fácil lectura no era suficientemente movilizadora aunque apuntara a la realidad del país.
¿Fue eso o la falta de difusión lo que ha hecho que no se conozca de forma suficiente la literatura de Adoum en el país?
Posiblemente las dos cosas, cuando he tenido la oportunidad de hablar con muchos sectores de juventud tanto en colegios como en universidades, el nombre de Jorge Enrique Adoum si era conocido, más su obra era desconocida, cuándo preguntaba por qué me decían que no es fácil de entender a Jorge Enrique Adoum, es un problema de lenguaje comunicacional, sin que ello le quite en nada a su quehacer como hombre, como escritor fundamental y como ciudadano.
Adoum fue secretario particular de Pablo Neruda, quien lo califico como el escritor más importante de América Latina ¿Ha faltado difusión para consolidar la obra de adoum, fuera de la Patria?
En la medida en que Cuba ha sido un centro importantísimo de difusión los últimos cincuenta años de la literatura latinoamericana; Adoum ha gozado de una cierta irradiación a partir de el proceso emprendido por la Casa de las Américas y todo lo que ha ello ha representado; ha faltado indudablemente difusión de las instituciones culturales y de los gobiernos ecuatorianos muchas veces por no coincidir con los postulados políticos de Jorge Enrique.
¿En el Ecuador, faltan políticas culturales para promover a los creadores fuera de la Patria y dentro de ella?
Si falta para promover fuera y dentro de ella, muchas veces los grandes medios no divulgan obviamente valores que son contradictorios al sistema establecido, tradicional. Es difícil encontrar divulgación ante líneas contestatarias o fuera del sistema, sumándose a esto una diplomacia que ha estado representada por ‘momias cocteleras’ asumiendo una expresión del presidente Correa.
¿Se va Jorge Enrique Adoum, con la muerte?
No, yo más bien diría que se queda, en nuestro imaginario y en nuestro futuro।
Jaime Galarza, autor de importantes libros como el “Festín del Petróleo”, “Quienes Mataron a Roldós”, “Piratas en el Golfo”, entre otros.
¿Cuál es la perdida que ha sufrido el Ecuador, con la muerte del escritor Jorge Enrique Adoum?
Indudablemente la desaparición física de Jorge Enrique Adoum, es una perdida muy sensible para las letras ecuatorianas, durante varias décadas el ha sido uno de los referentes fundamentales de una literatura muy cercana al país, comenzando por su libro “Ecuador Amargo”; no solamente cercano al país sino también cercano al ser ecuatoriano, como también a ser humano en general; en este sentido el país pierde un valor, un valor en la literatura, un valor humanistico.
¿La literatura de Jorge Enrique Adoum, reflejo lo que pasó en la Patria en el siglo Pasado?
Si en determinada medida, quizás no en todo el drama que que vivió el Ecuador en el siglo XX, porque no debemos olvidar que ese drama prolongado, sumamente ominoso para las grandes masa populares, contó con numerosas dictaduras, con episodios brutales, pero fundamentalmente con la marginación de las mayorías que siguieron gravitando en la vida nacional, heredadas de la colonia misma. La literatura de Jorge Enrique Adoum, muchas veces no era de fácil lectura, y al no ser de fácil lectura no era suficientemente movilizadora aunque apuntara a la realidad del país.
¿Fue eso o la falta de difusión lo que ha hecho que no se conozca de forma suficiente la literatura de Adoum en el país?
Posiblemente las dos cosas, cuando he tenido la oportunidad de hablar con muchos sectores de juventud tanto en colegios como en universidades, el nombre de Jorge Enrique Adoum si era conocido, más su obra era desconocida, cuándo preguntaba por qué me decían que no es fácil de entender a Jorge Enrique Adoum, es un problema de lenguaje comunicacional, sin que ello le quite en nada a su quehacer como hombre, como escritor fundamental y como ciudadano.
Adoum fue secretario particular de Pablo Neruda, quien lo califico como el escritor más importante de América Latina ¿Ha faltado difusión para consolidar la obra de adoum, fuera de la Patria?
En la medida en que Cuba ha sido un centro importantísimo de difusión los últimos cincuenta años de la literatura latinoamericana; Adoum ha gozado de una cierta irradiación a partir de el proceso emprendido por la Casa de las Américas y todo lo que ha ello ha representado; ha faltado indudablemente difusión de las instituciones culturales y de los gobiernos ecuatorianos muchas veces por no coincidir con los postulados políticos de Jorge Enrique.
¿En el Ecuador, faltan políticas culturales para promover a los creadores fuera de la Patria y dentro de ella?
Si falta para promover fuera y dentro de ella, muchas veces los grandes medios no divulgan obviamente valores que son contradictorios al sistema establecido, tradicional. Es difícil encontrar divulgación ante líneas contestatarias o fuera del sistema, sumándose a esto una diplomacia que ha estado representada por ‘momias cocteleras’ asumiendo una expresión del presidente Correa.
¿Se va Jorge Enrique Adoum, con la muerte?
No, yo más bien diría que se queda, en nuestro imaginario y en nuestro futuro।
[1] Biografía tomada de la página de la Casa de la Cultura que postula a Adoum al premio Cervantes.
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