Gabriel Cisneros Abedrabbo
http://www.dicciondesnuda.blogspot.com/
GLADYS MARTÍNEZ MORENO
Mujer sin paraguas en la lluvia de la vida, poeta, Miembro de la Casa de la Cultura de Chimborazo, comunicadora social, instructora teatral y maestra; siempre ha hecho camino desde esos rumbos que va sembrando a la memoria.
¿Para qué escribir poesía? ¿Para qué publicar un libro con flores iluminando espejos? Si han exiliado a demonios y a santos a un nudo sin aura. La pregunta como encrucijada rompe mi lectura del poemario “NOCHE buenos días”, de la escritora Gladys Martínez; sólo entonces, entiendo que la poesía es un mundo al que no le importa que la levedad lo mire, ni los rituales sonoros en teatros de anónimas ciudades.
“NOCHE buenos días”, más allá de quien lo forjó en el palpitar de angustias, es de esos cantos que se pronuncian en la memoria con la profundidad pagana del ángelus a una deidad extinta, es de esos puñales que se clavan en el dulzor de la memoria ó de esas felicidades que saben a secreto de piel.
La mujer que lleva los pollones gastados por inclemencia del amor, hoy se ha atrevido a desnudar su canto en el poema, a exhumar su silencio guardado en todos los trigales y a fecundar la tierra con su nombre.
Bendita la poesía que nos salva, bendita en su cosecha de abismos rotos por su afecto, pueden parar los trenes y migrar la noche a otros inventarios; no importará si el poema sigue saciando las hambres que vendrán, si ese palpitar humano en lo divino nos permite sentir la presencia del Gran Todo.
Estimado lector veamos, no las grafías o las palabras, entendamos el misterio escondido que se vive en el signar la dualidad cósmica de los instantes, desde la alquimia del poema; como Gladys Martínez Moreno lo hace desde esta misa donde todos estamos invitados a oficiar.
Dos
Algo debí decirte y callé
olvidé la hora de hablarte
estrangulé el silencio
y caminó la lágrima
la sangre da
su última vuelta
la memoria recoge
la primera emoción y el último suspiro.
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GLADYS MARTÍNEZ MORENO
Mujer sin paraguas en la lluvia de la vida, poeta, Miembro de la Casa de la Cultura de Chimborazo, comunicadora social, instructora teatral y maestra; siempre ha hecho camino desde esos rumbos que va sembrando a la memoria.
¿Para qué escribir poesía? ¿Para qué publicar un libro con flores iluminando espejos? Si han exiliado a demonios y a santos a un nudo sin aura. La pregunta como encrucijada rompe mi lectura del poemario “NOCHE buenos días”, de la escritora Gladys Martínez; sólo entonces, entiendo que la poesía es un mundo al que no le importa que la levedad lo mire, ni los rituales sonoros en teatros de anónimas ciudades.
“NOCHE buenos días”, más allá de quien lo forjó en el palpitar de angustias, es de esos cantos que se pronuncian en la memoria con la profundidad pagana del ángelus a una deidad extinta, es de esos puñales que se clavan en el dulzor de la memoria ó de esas felicidades que saben a secreto de piel.
La mujer que lleva los pollones gastados por inclemencia del amor, hoy se ha atrevido a desnudar su canto en el poema, a exhumar su silencio guardado en todos los trigales y a fecundar la tierra con su nombre.
Bendita la poesía que nos salva, bendita en su cosecha de abismos rotos por su afecto, pueden parar los trenes y migrar la noche a otros inventarios; no importará si el poema sigue saciando las hambres que vendrán, si ese palpitar humano en lo divino nos permite sentir la presencia del Gran Todo.
Estimado lector veamos, no las grafías o las palabras, entendamos el misterio escondido que se vive en el signar la dualidad cósmica de los instantes, desde la alquimia del poema; como Gladys Martínez Moreno lo hace desde esta misa donde todos estamos invitados a oficiar.
Dos
Algo debí decirte y callé
olvidé la hora de hablarte
estrangulé el silencio
y caminó la lágrima
la sangre da
su última vuelta
la memoria recoge
la primera emoción y el último suspiro.
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