Como un sueño, las imágenes de Luis Bayas parafraseando la poesía, el escenario y el fuego, me remontan al inicio de mi vida; a los recuerdos y sensaciones en las que el yo, y el nosotros se conjugaban en una expresión de fraternidad, bohemia y arte. Como una utopía germinadora por la cual, todo era posible desde que un piano se cuelgue de los silencios hasta que un poeta pinte lienzos arrugados y palpitantes, proclamando el eminente suicidio de la muerte. Ha sido un reto el traer estos cantos a mi mente en la posibilidad de comentar desde una visión crítica y retrospectiva la evolución artística de Luis Bayas.
El creador se ve vinculado desde muy temprana edad a las artes, inicia su trabajo en 1987, en grupos de derechos humanos y talleres de teatro en los barrios de la ciudad, lo que le ha permitido consolidar una propuesta en sus distintas necesidades de entregar espacios espirituales.
Con las tablas, Luis se ha visto interrelacionado desde siempre, su calidad actoral, manejo del escenario como expresividad han hecho de él, el referente y el apoyo para la formación de distintos grupos de la ciudad, como el reconocido “Tunduchil” y otros. El teatro ejerce un equilibrio cósmico, una armonía en la que deja de ser el hombre en si y se convierte en parte de la mente de quienes se interrelacionan con la obra, se identifican con los personajes y en el trascurso del montaje van dejando escapar matices de sus negros y blancos.
Como artista plástico ha participado en exposiciones colectivas Ha desarrollado una clara tendencia clara sobre el color y la expresión, pinta por representar la vivencia interior, las metáforas que afloran en la subconciencia, porque entre el reto del pincel y el lienzo descubre la magia de la vida.
Luis Bayas pretende matar al ego en una simplificación del yo, con rituales de protección. Actitud que es un ego disimulado, porque el artista es un ególatra extremo, su necesidad de crear no se limita solamente a proyectar valores espirituales de la cultura, su necesidad de crear y trascender es un claro desafío a la muerte, una sobrevivencia a la carne en el pensamiento de terceros.
La poesía, la más etérea de las artes, también ha dejado ver su desnudez y ha tentado a Luis Bayas y juntos han procreado poemas, que van de lo mítico a lo surrealista; de lo humano a lo divino; juntos han redimensionado la palabra.
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