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18 febrero 2009

REVOLUCIÓN / FUENTES PRIMARAIS DE LA VIDA


Parecería que todo está perdido, que las ciudades se deben extinguir en el silencio colectivo de angustias sin maquillar por el goteo metálico de los días. Parecería que ninguno de los seres humanos tiene ese utópico libro en blanco para escribir su propia historia, que no somos más que ese gastado inventario, impersonal y nada sensible donde muere la esperanza.

Fernando Tinajero, desde su mística de vida en una conferencia sobre la opinión en los medios, profetizó desde su agudeza mental; La revolución urgente en nuestros días no es tomar el fusil y construir imaginarios nacionalistas que se van extinguiendo en la globalización financiera, la verdadera revolución es volver a las fuentes primarias de la vida, esto quiere decir que en vez de tomarnos un jugo de durazno que huele y sabe a durazno y que no tiene nada de durazno, nos comamos la fruta en estado natural.

Vivimos tiempos donde la interculturalidad, en el caso ecuatoriano, no sólo se refiere a la interacción de la cultura mestiza con las culturas indígenas, la interculturalidad va más allá y implica a contraculturas y segmentos culturales que siendo parte de un mismo origen han mutado hasta ser totalmente diferentes y en algunos casos contestatarias. Formas de ver el mundo que en el filo de esa soledad colectiva reclaman mayores espacios de verdadera comunicación no solo entre los seres humanos sino entre las especies y la naturaleza en general, espacios que podremos alcanzar solamente con la revolución que implica una evolución social.

En una era de levedad, de sexo sin amor, de mutismo colectivo, me parece que volver a las fuentes primarias de la vida si es un hecho revolucionario, que demanda en nosotros muchos sacrificios personales, ya que es tan fácil tomar la gaseosa y no el jugo; además, cosa rara, un jugo en cualquier restaurante es mucho más caro, más difícil de acceder y menos común. Volver a esas fuentes primarias es sembrar un futuro con posibilidades para la especie humana, es cambiar y dejar atrás esa parte de nosotros que nos avergüenza y sin embargo no nos atrevemos a olvidar.

El sistema de mercado dice que todo se compra y vende. Siento que existe en nosotros una necesidad urgente de no entrar en la subasta; que todavía hay pulmones para que respire la ilusión en el mundo…

Ni la izquierda ni la derecha han sabido posibilitar el buen vivir, la primera ha fracasado por no entender las potencialidades individuales; la segunda ha vendido el sueño americano a un mundo que se inunda cada día más de basura y ríos contaminados. Hay que construir un nuevo modelo de ver y entender el mundo, para ello quizá sea necesario dar dos pasos atrás para que la humanidad pueda dar un paso adelante en su evolución.