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23 agosto 2007

“TRAVERSA”

Gabriel Cisneros Abedrabbo
poesialas@hotmail.com

Luis Enrique Yaulema, presenta su segundo poemario “Traversa” con un lenguaje sencillo, con un exquisito manejo de las figuras y metáforas llega a los laberintos recónditos del lector. Sus haikus giran alrededor del amor y el desamor que lo persiguen en bicicleta, haciendo acrobacias y trampas para poseerlo. Él escapa en la palabra entre códigos y acertijos.

La hembra de azúcar, endulza las metáforas para que Yaulema esculpa poesía, frota su cuerpo en las vocales, lame las consonantes, angustiada de que el tiempo le gana sus posesos. Una mujer demonio se ha parado en “Traversa” y no deja de rezar esquinando al poeta entre lunas, delfines y posibilidades.

“SUPLICIO DE LA HORCA”

Gabriel Cisneros Abedrabbo
poesialas@hotmail.com

Primer poemario de la escritora Paola Zambrano; en setenta páginas nos hace oír que una nueva poeta va consolidando su voz. Entre sus versos deja saber que la soledad a veces es suplicio de horcas diminutas que duelen y se enroscan en la piel, que se hacen catapulta para que la poesía fluya en la cotidianidad y los sueños.

Sin duda alguna su canto de sirenas en aguacero, fluye desde los recuerdos de las islas encantadas (Las Galápagos), de donde proviene su volcán poético.

Pedro Gil al referirse a su obra manifiesta: (… Es el libro de una voz perturbadora por la malicia urbana, donde los insomnes encuentran refugio y la noche es un sepulcro que la defiende de los hombres. Su lenguaje es un puente distanciado de la visión romántica de la vida, pero sin negar la búsqueda del amor real, el placer y el dolor…)

ANATOMÍA DEL SILENCIO

Gabriel Cisneros Abedrabbo
poesialas@hotmail.com
El laberinto cae de la cuerda floja, de los rictus cotidianos y desde la periferia se hace piel y esencia en la vos del escritor chimboracense Jorge Patarón Herrera, que nos dibuja en su último libro “Anatomía del Silencio”, los gritos desesperados de seres subterráneos que pululan por vivir entre los nortes de una sociedad que los ha olvidado.

“Anatomía del Silencio”, escarba en la psicología humana y nos permite ver que más allá de todos oropeles la vida esta hecha de sueños y dolores, las “malas palabras” que florecen en la angustia, el dolor y el desamor.

Jorge Patarón Herrera, es un tejedor de grafías que va articulando en lenguajes un contexto social que nos conmueve, que nos transporta a sentir nuevos mundos en la soledad de los pájaros, que caminan sin escopeta por las calles desnudas de ciudades sin nombre, de intimismos propios de una modernidad llena de caos.

Rosina Valcárcel al referise a su obra nos dice: Inevitablemente vienen a la memoria los versos de los llamados “poetas Malditos”, en particular de Antonin Artaud; no tanto por los recursos empleados o el lenguaje, sino más bien por los personajes, la atmósfera densa que presentan y el espíritu que los anima, el aliento, la irreverencia y el nihilismo।
Buena parte de los poemas hablan de amor, mejor diríamos, de relaciones eróticas que no tienen que ver necesariamente con el amor. Pero si bien lo erótico es u n elemento consustancias a los poemas, en alguno de ellos se va más allá, se trasciende, para abordar de manera plena el sentimiento amoroso. Sin embargo y como hemos visto, cuando se alude a ese sentimiento, la visión que se presenta es desgarrada y hasta escéptica. A la visión de la mujer se une la visión que el yo poético tiene de si mismo. Y Todo expresado en un lenguaje violento, rebelde y procaz.>>.

Jorge Patarón es un escritor incomprendido, su literatura fuertemente criticada por una sociedad chauvinista, tiene la textura, la fuerza y la matriz para decir con certeza que el poeta ha consolidado su voz y que su trabajo se va a proyectar en la historia. Y en la memoria colectiva por su fuerza poética pero ante todo por su originalidad y autenticidad al crear

22 agosto 2007

HIPOCONDRÍAS DE PAPEL



Gabriel Cisneros Abedrabbo
poesialas@hotmail.com

Recuerdo que mi generación de escritores siempre vivió desayunadse el mañana, rompiendo los timones, encendiendo luces entre mujeres tristes y bohemias interminables; un poco parricida, bastante imprudente, atormentados por el intimismo en la poesía, por el silencio en un mundo que parecía brillar no solo desde el espacio sino que nos hacía creer que había caído en la hegemonía gringa, entonces el arte era un producto de mercado que se vendía entre eunucos. Asustados rompimos la tribu, el lema de paz y amor se convirtió en un viejo modelo casi sin sentido, la lucha contra el consumismo que había emprendido se perdió en el tráfico de marihuana y nosotros nos quedamos solos, se nos calificó como la generación Sida, Plaza Sésamo, etc. Realmente éramos huérfanos en un mundo que intentaba olvidarnos, sin embargo desde aquellos mutis rotos con el grito desgarrador saltamos y fraccionamos la olla en la que nos querían cocinar junto a cuadrados poemas.

Una generación totalmente impar, poetas de papel friccionando un mundo que había perdido el alma, y que la encontraba ocasionalmente en textos de aquellos hermanos cuya voz la siento tal lejana en el tiempo; sin embargo nuestra carrera siempre tuvo una llegada, nuestro modelo siempre fluyo desde el humanismo, desde volvernos proscritos en una sociedad que lo vendía todo menos a nosotros, al menos eso lo creímos en su momento.

Casi todos fruto de los talleres de literatura, buscábamos construir el estilo propio, la forma original que nos permita ser verdaderamente, de momentos olvidamos el por qué se escribe y el para quién se escribe y caíamos en un hecho casi mecánico, asustados por los lugares comunes y las formas huecas, a ratos expatriamos de nuestros textos al sentimiento, a la sensación, a la locura que fluía desde el centro, desde la angustia de estar vivos. Pocos sobrevivimos hambres y olvidos, nos enfrentamos al papel y como todo hijo, ahora después de quince o veinte años, vemos con horror que nos estamos pareciendo a nuestros padres poéticos, a quienes tachamos con el dedo en su momento, ahora sus nietos están poniendo el dedo en nosotros, esto de ser humano y artista es una doble trampa, en la que siempre perdemos.

La poesía para mí ha sido un eje a través del cual respiro, desde mis monólogos de soledad en la infancia hasta el desamor persistente en las horas, es la poesía la que llueve prismas para saber que hay algo más que materia, que somos algo más, que nuestra vibración es capaz de prolongarse en las memorias de los que se rasuraran la luna en digitales silencios ya sin rosas.

Esto casi es una oración, una autopsia desesperada de los sentidos, no sé un alzar la voz para saber si a alguna persona le importa mis fracciones de canto, que desfallecen en una ciudad que nos olvida muy de prisa.

POETAS DE PARED

Gabriel Cisneros Abedrabbo
poesialas@hotmail.com

La pared como elemento estructural de la vivienda, es entrañable compañera en los quebrantos y placeres de los seres humanos; en las tribus urbanas que se constituyen en la cuerda floja de nuestras ciudades necesariamente serán las paredes el espacio para que jóvenes poetas, que en muchos casos no saben que lo son, afloren en estribillos y leyendas friccionando el amor, los malos gobiernos y las crisis que viven las ciudades। La pared es la hoja en blanco en la que graffiteros devuelven a la calle sus silencios en iconos y conceptos que se forjan como referente de la conciencia social de un pueblo, que se expresa en el graffiti.



Los romanos llamaron graffiti a los mensajes escritos en lugares públicos. En nuestra modernidad en la década del 60 del siglo pasado, hipíes y activistas políticos utilizan el graffiti como elemento fundamental en su promoción de ideas. Actualmente es el mensaje subterráneo, forjándose en las manos sucesivas y en las mentes sobre todo de los jóvenes que se lanzan a buscar la sobriedad de una pared para dejar su huella.
A pesar de que el graffitero es un tipo de la noche que en muchos casos pasa apuros para escapar de furiosos dueños de casa y patrulleros de barrio, su labor es impresionante y se vuelve parte fundamental en la poesía urbana que se gesta día a día entre pared y pared; de seguro más de uno habrá tomado conciencia desde los mensajes que llueven en nuestros ojos

Las paredes, son textura prohibida donde el poeta devuelve los golpes y acaricia a los amores. En la ciudad de Riobamba, este fenómeno ha tomado singular vigencia en los jóvenes, que han aprovechado el blanco de las paredes, para plasmar bellos versos ó irónicas denuncias frente a las crisis que cotidianamente rompen nuestro equilibrio, en la cuerda floja de éste país surrealista.

Solo es necesario un tarro de pintura se echan andar los andamiajes de la imaginación. Viejos graffitis, vuelven a la memoria: “Quisiera verte desnuda para saber como es dios / f: Pitufo”, “No quisiera tenerte una noche, sino soñarte mil pitufito / Marlene”, ó aquellos que a nivel nacional se convirtieron en paradigma de una generación: “Quisiera una política inspirada en Henry Miller”, “Mi binomio son tus ojos”, “Las putas al poder sus hijos ya fallaron”, “Si apagan la luz al menos regalen condones”, “Prohibido robar, el Congreso no admite competencia” , su visión de la realidad no pierde vigencia en el contexto social en el que nos desenvolvemos.
El pasado martes 10 de diciembre Día Internacional de los Derechos Humanos, la gente de la ciudad y sobre todos jóvenes de escuelas, colegios y universidades, plasmaron graffitis, entre los que se destacan: “No queremos más explosiones / f: las bombas”; “Sin ser terroristas, nos están matando”, “Riobamba en paz”, “Seguimos volando en tu cometa Proaño”, etc.

El intimismo que marca la coyuntura espiritual de la nueva generación se ratifica en los graffitis que inundan las calles de la ciudad, se ratifica en la soledad que día a día va poseyéndonos y que no obligan a aullar para que la muerte no nos despierte de este alegórico viaje antes de haber seducido a nuestras propias posibilidades.