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10 mayo 2011

S T

Qué hija de puta, que puñal de dolor tiene su nombre. Yo me bañe con rosas para acariciar sus quimeras entre lobos, ampute mis miedos en la luna y salte a su espacio sin danzas ni preámbulos, simplemente desnudo y libre, simplemente efímero y leve. Ella sin mirarme dos veces, sin respirar los colores de mi piel me mató en su elefante y en todos los futuros, me mato sin mirarme, sin saber que existo leve y desnudo...