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11 octubre 2007

LILITH

Gabriel Cisneros Abedrabbo
http://www.dicciondesnuda.blogspot.com/

Las leyendas del pasado, crean mitos en la construcción de identidades colectivas; una cultura sin mitos es igual a un ser sin una conciencia plena, sin paradigmas, sin alma. Las culturas urbanas que en el mundo se proyectan desde la urgencia de expresar y sobre todo romper los vacíos de la modernidad, se sustentan en antiguos mitos que han llegado a nuestro tiempo desde la tradición oral, desde lenguajes signados y cifrados que nos hablan de un mundo lleno de magias donde los dioses, los ángeles y los hombres cohabitan en esta tierra, amándose, sintiendo la caricia y sumando esfuerzos en un mestizaje entre lo humano y lo divino, uno de los mitos más importantes de la modernidad es el de Lilith.

Lilith, de acuerdo a viejas tradiciones fue la primera mujer de Adán, fue hecha con arcilla igual que él, a diferencia de Eva no era parte él. Hermosa y mil veces libre se sublevo al tener que yacer debajo de Adán, se sublevo contra Dios por no mirarla ni entenderla, abandonó el paraíso, siendo desde una luchadora que no se sometió ni al hombre ni a los dioses y que desde sus entrañas engendró una raza que a construido los aportes fundamentales para la humanidad, su existencia esta registrada en el libro sagrado de los judíos el Talmud. Con su partida Dios extrajo de Adán una costilla para hacerle una compañera que le sea sumisa, la leyenda dice que desde entonces existen en el mundo dos tipos de mujeres las Hijas de Lilith y las hijas de Eva, las primeras son libres e indomables mientras que las segundas tienden siempre y de cualquier forma volver a su origen; es decir a la caja toráxica del hombre.

Lilith es el símbolo de la mujer emancipada, la que no se somete y busca la equidad. Desde la mitificación de la feminidad es Lilith, el símbolo más antiguo de de lo femenino coexistiendo horizontalmente con lo masculino, generando dualidades y simbolismos, rompiendo con patriarcados.

Por haber sido desterrada de ese paraíso y creer que seduce, asesina y bebe la sangre de sus amantes es considerada desde tiempos inmemoriales con la regenta de los demonios femeninos, la reina de los vampiros, por ello se la relaciona directamente a divinidades presentes en la mitología clásica: Lamia, Empusa y las lamias, hijas de Hécate, diosa de la brujería; las harpías y las estriges, también macabras visitantes nocturnas; las harpías, ayudantes de las erinias o furias; las moiras o parcas, las grayas y las gorgonas, siniestras ancianas habitantes de los infiernos, la Brunilda de los Nibelungos, etc.

Sea como fuere es Lillith, parte de una identidad perdida que va tomando fuerza con el resurgir de las viejas tradiciones paganas, que no se han perdido, que durante muchos siglos estuvieron latentes en la memoria colectiva, sobreviviendo inquisiciones y olvidos.

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