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22 febrero 2008

RÉQUIEM POR MÍ



Gabriel Cisneros Abedrabbo
http://www.dicciondesnuda.blogspot.com/


Los huesos se calcinan en el goteo roto de mi tiempo. A pesar de que nuevas palabras llueven del argot cotidiano; las primogénitas humedecen el papel, en una conjunción masoquista por intentar entender la levedad del ser. Ese vacío en la panza frente al ataúd de un niño vuelve desde otros retornos a golpearme, ahora que el cadáver soy yo, ahora que cataléptico veo como se despojan de sus hipocresías viudas, amigos y amantes que entre risas, chistes y miedos me dicen adiós, sin haberme ninguno conocido.

Éste réquiem es por mí, por los augurios que se fueron sin maldecir los signos de mi nombre, sin levantar ciudad en mi desierto. Éste ¡Carajo!, sin sonido es por mí, por las góticas mujeres que no bebieron mí sangre, no sé tal vez porque me enterraran mañana entre los arrecifes de la música y en los mercados las manecillas de la prisa no adivinarán mi ausencia. Como res en el matadero siento como los usureros me miran con codicia, antes de que me haya ido del todo de este mundo intentarán vender el polvo de mis huesos, intentarán friccionar “el tanta vida y jamás”, con el que Vallejo me aterrizó contra el mundo. Siento como siniestras sombras babean porque muera, como hijos de ramera en Sodoma se arrancan los ojos, escriben pasquines en los intangibles de la virtualidad y deshonran músicas sagradas para fulminarme. Éste réquiem es por el Cisneros viejo que enterrare mañana y que no sé si al tercer verso como Lázaro arañe la materialidad de mil hambrunas. Éste réquiem es por todos los que somos parias en un mundo feliz que asquea de tanto excremento, éste adiós con miedo es volver al índigo génesis y perder, porque mientras muera un árbol en nombre de la poesía, no podemos ganar…

No sé, es tan difícil, sacarme el demonio del genoma, sudar la geografía de mi vida y dejarme ir… Olvidarme de esta soledad que vivimos en el fin de la historia, en el final de nuestro tiempo. Todo cae; desamor, sida, inundaciones, barbies de azúcar, todo me hace extraño de mi tiempo, sin embargo hay algo que saca a patadas de mi mundo de fantasía y me hace escupir mis angustias. Hay algo en la esquina del tiempo que me empuja a romper las mascaras de mi signo.

Que demonios azules me transporten, me empinen y me escondan ¡No!, ya no quiero ángeles quiero demonios de flagelos honestos y no ángeles del primer mundo que están matando a la madre en nombre de un sueño americano, que ha hecho cotidiana de la pesadilla. Me canse de vivir las mentiras y empino el réquiem por el que fui, para que pueda volar él que seré.

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