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19 enero 2007

FRIEDRICH NIETZSCHE, EN LA BÚSQUEDA O EL DESENCUENTRO


Gabriel Cisneros Abedrabbo
poesialas@hotmail.com


Friedrich Nietzsche, Alemania 1844 -1900, su pensamiento estético y humanista desde la búsqueda filosófica de un reencontrarse humano deslumbra; su una obra con tintes proféticos, que cuestiona al hombre desde el más contundente nihilismo y mata a Dios, en la continúa frustración de no encontrarlo terrestre, en la ruleta del suicidio permanente del pensamiento para que la renovación sea posible. Leerlo fue un reto, una aventura saltando entre las más íntimas creencias, comentarlo, amigo lector, es casi una profanación del yo que no me pertenece, una intrincada trinchera para ahuyentar escasos dogmas

Poeta, pianista y ante todo el filosofo grande de la modernidad, desde su obra ha marcado el eje de discusión para la duda ante el dogma y lo que es más la negación del mismo. Son dos los enfoques conceptuales y filosóficos que desde Nietzsche me han signado profundamente la teoría del superhombre y la muerte de Dios.

Dios el mito vivo de todas las culturas, ególatra, huraño ó bonachón, muere en la pluma del filósofo, lo que afirma de eminente manera que fue, que antes de ese suceso que puso fin a sus días estuvo ahí de manera eminente en todos los actos de las especias, lo perciban estas o no, el evocar su muerte no necesariamente es afirmar su extinción no olvidemos que en esoterismo la energía no desaparece sino simplemente muta y evoluciona, la muerte de dios no será acaso un crecer desde su cambio.

Paradójicamente el ser humano mata lo que más ama; la pluma del genio intento matar al Dios que el había robado a su padre a temprana edad, al Dios tiranizando los elementos en una cadena permanente de hechos para que el hombre lo venere y le cante; para mí la muerte de ese Dios permite que viva el Dios Yo, ese que es mío por humano; la pregunta, parafraseando a Nietzsche aquí sería, el superhombre no es un fin. ¿Es un puente entre el hombre y Dios?
Muchos han acusado y acusan a este autor de antisemita, lo cual es absolutamente falso, su enunciado del superhombre no se refiere a la raza pura sino al hombre que se puede liberar así mismo en el arte, la ciencia, la cultura y una dualidad permanente que le obliga a cuestionarse todas las verdades personales todos los días de su vida, lo que le hace tolerante, intuitivo y eje en el motor dialéctico del crecimiento de nuestra especie: Nada es descartable ni los placeres de Dionisio o el sufrimiento puro, sin la inagotable pugna de las dos fuerzas o conciencias que tiene cada ser humano.

Nietzsche, desde el nihilismo irreverente y analítico nos permite entender que toda verdad es también una mentira y que lo que para unos es un acto de maldad para otros es una retribución de bondadosa justicia.

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