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19 enero 2007

LA NEGATIVA QUE ME CONSTRUYE


Gabriel Cisneros Abedrabbo
poesialas@hotmail.com

El viento golpea la ventana; el agua repica en el jardín; una sobrecama de estrellas cubre el frío espiritual de la humanidad; la tierra absorbe de los cadáveres los elementos constitutivos para que la vida asuma nuevamente sus mutaciones constantes. Mientras desde mi particular visión me confronta la idea de Dios, trastoca mis pensamientos, me rompe y me reconstruye diferente con otras particularidades que no había conocido en mí.

Para Federico Nietzsche, Dios ha muerto, en complicados sistemas filosóficos que lo único que hacen es ratificar su existencia; cómo puede morir algo o alguien que no ha vivido, tal vez lo que Nietzsche afirmó es; “Dios para mí a muerto”, esto por el desencanto que produjeron en una época y que todavía producen, los falsos intérpretes de Dios y también por su genialidad propia, remanente de la locura. La pregunta que en todo caso queda suelta es “Dios ha muerto... ?”. Lo cierto es que afirmar la muerte de Dios, a mi modo de ver las cosas, es humanizarlo, darle coyunturas por las que se asemeja al hombre y cae en los mismos errores y aciertos, que cada uno de nosotros.

Para Osho: “La vida es el único Dios”, por lo que hay que vivirla tan intensamente como si el mundo se fuera acabar mañana, vivir en una llover de sensaciones, en este milagro y entender por qué vivimos. ¿Vivimos para copular, para comer, para tener plata, vivimos para ser poderosos…?; ¡No¡, el mensaje de Osho, proclama: vivo para ser feliz sin complicarme la vida, sin tener cruces que cargar, ni muertos que redimir, vivo y cada palpitar es el palpitar de un Dios, pero el mensaje todavía esta incompleto, su lectura no permite que trascienda al éter el pensamiento y se eleve. Dentro de un plano eminentemente material la vida es un accidente maravilloso, en constante mutación y el hombre la más avanzada especie, es el resultado de ello, en este contexto la muerte es solo parte del juego y Dios no existe. Por lo que el principal propósito de vida es la sobre vivencia de la especie y la manutención del equilibrio con otras especies, hasta llegar a planos superiores de evolución física y mental. En este punto, surge el gran vacío personal; qué va a ser de mí cuando cumpla el ciclo, qué pasará con mi yo particular, mi cuerpo será sólo majar de natura o hay algo más y mi pensamiento y acción trascienden la muerte; este sentimiento de vacío, miedo, angustia y desesperación que todos y cada uno de nosotros hemos sentido, es la primera causa para pensar en Dios con seriedad, porque hay que reconocer que si no existieran negaciones contundentes en el camino, quizá el concepto de Dios no hubiese sido descubierto, y su existencia sería paralela e imperceptible.

¿Pero quién es realmente Dios?, Qué, dentro del principio universal de la vida al menos como la conozco y la entiendo, lo que no ha muerto cambia, si Dios vive esta cambiando, mutando y evolucionando. No es como nos dicen, un elemento terminado; no él al igual que nosotros es una piedra en la mesa de su propio ingenio tallando y puliendo los vértices; y, fundamentalmente dentro del principio del metalismo concordante con el de la unidad, existe en el universo una unidad y equilibrio en la diversidad, todo parte del uno y se bifurca en contrarios para encontrar el equilibrio en la confrontación.

A lo que quiero llegar desde mi particular verdad es, a plantearles que todos y cada uno de nosotros estamos formados por la esencia de ese uno, que todos y cada uno de nosotros somos una célula de ese gran cuerpo, con la única diferencia que nosotros decidimos si esa sustancia muere o no, o cuánto se demora en llegar a una etapa o plano superior.

Realmente no sé cuando tarde en asimilar realmente mi divinidad, ni cuanto tarden ustedes en comprenderla, pero al igual que mi maestro mayor Jesús que esta por nacer nuevamente, ya he dado mis primeros pasos para armonizar y transmutar la piedra junto al uno universal.

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