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25 mayo 2007

ALFARO UN PARADIGMA EN LA PATRIA


Gabriel Cisneros Abedrabbo
poesialas@hotmail.com


Desde mucho antes del cinco de junio de mil ochocientos noventa y cinco, los Estados Unidos ya eran concientes del gran poder que ejercían sobre América Latina y consolidaban esa dominación saboteando las iniciativas de autonomía y autodeterminación de los pueblos. De forma igual obraron con Alfaro, Martí y otros pensadores que desde la posición personal fuertemente influenciados y cohesionados por las logias masónicas latinoamericanas, se proponían nuevos paradigmas en la autodeterminación de América frente al que habría de convertirse en el hegemón de la economía mundial. El General no se entregó a las exigencias y gracias a él, las Islas Galápagos son relativamente parte del Ecuador.


Hoy, el país, ciento once años después de que Eloy Alfaro consolidará su revolución alfarista, no puede hablar de relaciones internacionales, sin bajar la cerviz. Nuestra soberanía se debate entre la profunda crisis de la gobernabilidad local y las decisiones que toma el hegemón respecto a las políticas de salud, educación, seguridad pública, agendas de desarrollo. Vivimos en un país de nombre, en “una línea imaginaria” en la historia; los títeres se sustraen de la realidad y en la transitoriedad de un poder prestado, aceptan lo que sea con tal de no caer, es el caso de los últimos dictocratas, que nunca entendieron el sentido de Patria.
Que pasó con la revolución, con las ideas de cambio que puedan verdaderamente transformar el país? Que pasó con la lucha armada o con la toma de conciencia del pueblo? Creo que ha sido aplacada sin una bala con el pavor que sentimos frente al hegemón y a sus acciones bélicas que no respetan a nada ni a nadie, lo intangible en este camino vive en nosotros pero todavía no sabemos que hacer para volver a llamarnos país.


El País es multicultural, diverso cuyos ejes de identidad se dan en base a la interconexión de las autoestimas locales, interconexión débil y esquiva por lo que resulta muy difícil de entender nuestra realidad, somos un país en el que sus ciudadanos no estamos interesados en lo colectivo y mientras no nos preocupen los demás no dejaremos de ser subdesarrollados tecnológicamente.
Que la conciencia y el pensamiento de Alfaro, el latinoamericano más importante del siglo pasado sea el paradigma en las luchas que como pueblo debemos librar, que nuestra identidad se alimente de una conciencia mestiza, de una vocación de integración, de equidad en todas las acciones del estado y de sus miembros, para que podamos construir en cincuenta o cien años la patria que siempre hemos creído tener.


Nuestro orgullo por ser parte de esa conciencia que forjó Alfaro cae ante frustración por la constante crisis del medio que no nos permite aflorar esa conciencia en el imaginario colectivo. El nuevo reto de los hombres y mujeres de América Latina es consolidar una región libre y con autodeterminación de definir su futuro.

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