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25 mayo 2007

CARLOS GARBAY EN LA MEMORIA . . .


Gabriel Cisneros Abedrabbo
poesialas@hotmail.com

Carlos Garbay Montesdeoca, tiene una obra espiritual y aporte a la cultura que es desconocida en su dimensión verdadera en nuestra ciudad. Pocos saben de su pensamiento social, de los versos con los que conmovió los paramos y como la muerte le robo de nuestros espacios.

Ilustre chimboracense, nació el 6 de septiembre de 1941, su vida es una constante de servicio, de búsquedas, de consecución de ideas que se han plasmado en nuestra ciudad y en el país en muchos establecimientos de educación primaria y media que fueron fundados por él. Socialista convencido, sus utopías se encaminaban a la búsqueda del humanismo verdadero, a la democratización de la cultura para consolidar equidad en el pueblo. Sería largo nombrar todas las distinciones que alcanzó su alma, hasta que la muerte lo secuestro entre mares de platas blancas el 12 de agosto de 1962, dejando un largo silbido de soledad que se confundió con los vientos de la serranía.

Su lírica nace en voz de barro, se funde con las cuatro estrellas de la cruz del sur y se esparce combativa en el Abya Yala de sus genes, en el rito cauteloso de escribir, en él que se ve abocado a descubrir todas las luces y a enfrentar todas las soledades, a cuestionar lo incuestionable y trascender entre nosotros como memoria viva de un creador que no pudo jugar todos los naipes en la partida.

Recordemos su poesía, y cantemos desde su recuerdo, todos los ecos que sean necesarios para contemplar a nuestro poeta venciendo a la muerte:

VIVIRÁ LA POESÍA

Carlos Garbay Montesdeoca



Poeta,
tú, que enciendes con tu pluma las estrellas
las hogueras gigantescas del volcán
y la chispa zigzagueante
que precede a la tormenta,

tú que en vuelos siderales
reconquistadas para el hombre
el dominio de las galaxias y los soles.

Tú que bajas hasta el fondo de los mares
y nos traes de recuerdo, a tu regreso
inventarios de corales y de perlas:
joyeleros de sirenas
pececillos balletistas
que se arrastran, suben, bajan,
como hojas de oro y plata
arrancadas de un follaje invisible.

Tú que entiendes el lenguaje de las flores,
y el cantar de sus colores
su dolor en cada tarde
por los soles moribundos,
su alegría en las mañanas
por la luz que abriga el mundo…

Carlos Garbay con voz propia ha pasado a la historia y es nuestro deber vivir desde sus paradigmas y transformar el desencanto en metáforas de esperanza a nuestro pueblo.

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